San Juan de Capistrano, Patrono de los Capellanes Militares.




(16/10/16) Biografía propuesta por la Capellanía Mayor del Ejército para divulgar la figura y la santidad de San Juan de Capistrano.

Nació en Italia, en 1386 en un pueblo llamado Capistrano. Estudió abogacía y obtuvo el título de Juez. En una de las tantas guerras que asolaban esa época fue tomado prisionero. Durante este tiempo de oscuridad en la cárcel se dio cuenta de la vanidad con que había pasado sus años de juventud buscando honores, dinero y dignidades y tomo la resolución de buscar la salvación eterna y no la gloria vacía del mundo. Una vez liberado ingresó a un convento franciscano, donde fue ordenado Sacerdote a los 33 años. Siguiendo las enseñanzas de San Bernardino de Siena se dedicó durante 40 años a recorrer Europa predicando la conversión y la penitencia. Su predicación, elocuente y fuerte, tuvo grandes éxitos espirituales y era conocido por el pueblo como "El Santo predicador" y "El padre piadoso". Se dedicaba horas a la confesión y a visitar a los enfermos. Lo caracterizaba su gran espíritu de penitencia, se vestía con ropas pobres, dormía y comía poco. Estaba afectado de una dolorosa artritis que lo hacía cojear y severos dolores estomacales, pero siempre estaba alegre y no mostraba delante de otros sus penurias, sino que se los ofrecía al Señor en reparación de los pecados de los hombres.
En 1453 estalla la guerra cuando los Turcos se apoderan de Constantinopla y se dirigen a Serbia y Hungría. Allí, los ejércitos y el pueblo se sienten desfallecer y planean abandonar las ciudades. Las tropas Turcas los sobrepasan en número, cañones, jinetes y una gran flota de barcos se cierne sobre las ciudades. Allí se dirige Juan de Capistrano, recorriendo toda la nación, predicando al pueblo, al ejército y sus comandantes, incitándolos a salir en defensa de su santa religión. Los animaba llevando en sus manos una bandera con una cruz gritando sin cesar: “Jesús, Jesús, Jesús”. Recorría todos los batallones, los combatientes cristianos se llenaron de valor y resistieron heroicamente. En los campamentos militares se rezaba y se celebraba cada día la Santa Misa. Los soldados se confesaban y comulgaban. Era común escuchar decir a los oficiales: "Tenemos un capellán santo. Hay que portarse de manera digna de este gran sacerdote que nos dirige. Si nos portamos mal no vamos a conseguir victorias sino derrotas" y también: "Este padrecito tiene más autoridad sobre nuestros soldados, que el mismo jefe de la nación". El pueblo comentaba que los cuarteles parecían casas de religiosos más que campamentos militares. Y así fue como los Cristianos libraron con heroísmo la batalla final y lograron vencer al invasor. Al finalizar la batalla y dadas las condiciones en la que se desarrolló la misma y la cantidad de muertos, se desató una epidemia de tifo. El santo se dedicó a ayudar a los enfermos y fue así como contrajo la enfermedad, y como estaba tan débil a causa de tantos trabajos y de tantas penitencias, San Juan de Capistrano que había ofrecido a Dios su vida con tal de obtener la victoria, fue llamado a la Casa del Padre el 23 de octubre de 1456. Fue Beatificado el 19 Diciembre 1650 por el Papa Inocente X  y Canonizado el 16 Octubre 1690 por el Papa Alejandro VIII.
El Santo, que fue declarado Patrono de los Capellanes Militares el 10 de febrero de 1984 por San Juan Pablo II, jamás empuñó un arma. Sus armas eran la oración, la penitencia y la fuerza irresistible de su predicación.