Acercamiento Canónico de Interpretación de la Sagrada Escritura

03 de febrero de 2017. Presentación del acercamiento canónico de interpretación de la Sagrada Escritura en la reunión con Capellanes de Ejército destinados en el interior del País, por el Capellán Mayor del Ejército Pbro. Oscar Ángel Naef. 


 Acercamiento canónico de interpretación de la Sagrada Escritura

1-     Precisión terminológica
1.1-  Canon
Significado primario: Norma de fe y verdad.
Significado especial: Colección de libros sagrados.

1.2- Canonicidad
Recepción dogmática del libro sagrado.

1.3- Canon de la Escritura
Norma dogmática para la fe y la Iglesia.

1.4- Acercamiento canónico (reacciona contra las falencias del método histórico-crítico)

1.4.1- Presupuestos doctrinales
a) Si la fe es respuesta a la Palabra de Dios, la palabra reveladora será siempre norma suprema de fe.
b) La Escritura como obra literaria posee la fijeza de una estructura verbal múltiple establecida por el autor.
c) La Escritura exige su contexto de recepción al que está ordenada y que, en cierto modo, crea y configura.

1.4.2- Principio de praxis hermenéutica
Interpretación sincrónica de la Escritura orientada desde el canon como texto final y único auténtico.


2-     El canon de la Escritura como criterio de interpretación
2.1- Problemática a la cual se responde
        El método histórico-crítico muchas veces fractura el texto y propone reconstrucciones hipotéticas asignándole un valor superior al texto canonizado corriendo el peligro de tomar una unidad pre-canónica como normativa.

2.2- Acento puesto en el canon como norma
El canon como criterio para la fijación y principio de unidad interpretativa del texto (Brevard Chilps).

2.3- Acento puesto en el canon como colección
       El proceso canónico muestra la inestabilidad del texto (estructura verbal) y cierta estabilidad normativa (evolución doctrinal homogénea). La recepción de dicha doctrina se pone de manifiesto en la comunicación de la misma que canoniza en un texto o en la reformulación de uno ya existente. Los procedimientos hermenéuticos comprometidos en este proceso siguen actuando más allá de la fijación del texto, junto a la comunidad creyente que resulta ser el contexto de interpretación (James Sanders).


3-     Valoración del acercamiento
3.1- Aportes a la praxis hermenéutica bíblica
       a) Establece una fijación precisa del texto
       b) Aporta un criterio válido de lectura sincrónica

3.2- Problemas sin resolver
       a) La posibilidad de conocer con certeza el momento de canonización del texto (anexión al elenco por la comunidad creyente)
       b) Determinar si el proceso de interpretación presente al momento de la canonización del texto debe ser tomado como regla hermenéutica hasta nuestros días.


ANEXO - 1
Pontificia Comisión Bíblica; “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, 1993.

“ 1. Acercamiento canónico
Constando que el método histórico-crítico experimenta a veces dificultades para alcanzar, en sus conclusiones, el nivel teológico, el acercamiento canónico, nacido en los Estados Unidos hace unos veinte años, procura conducir a buen término una tarea teológica de interpretación, partiendo del cuadro explícito de la fe: la Biblia en su conjunto.
Para hacerlo interpreta cada texto bíblico a la luz del canon de las Escrituras, es decir, de la Biblia en cuanto recibida como norma de fe por una comunidad de creyentes. Procura situar cada texto en el interior del único designio divino, con la finalidad de llegar a una actualización de la Escritura para nuestro tiempo. No pretende sustituir al método histórico-crítico, sino que desea completarlo.
Se han propuesto dos puntos de vista diferentes:
Brevard S. Childs centra su interés sobre la forma canónica final del texto (libro o colección), forma aceptada por la comunidad como autoritativa para expresar su fe y dirigir su vida.
Más que sobre la forma final y estabilizada del texto, James A. Sanders pone su atención en el "proceso canónico" o desarrollo progresivo de las Escrituras, a las cuales la comunidad creyente ha reconocido una autoridad normativa. El estudio crítico de este proceso examina cómo las antiguas tradiciones han sido utilizadas en nuevos contextos, antes de constituir un todo a la vez estable y adaptable, coherente y unificante de datos diversos, del cual la comunidad de fe extrae su identidad. En el curso de este proceso se han puesto en acción procedimientos hermenéuticos, y ellos continúan actuando después de la fijación del canon. Frecuentemente son de género midrásico, que sirven para actualizar el texto bíblico. Favorecen una constante interacción entre la comunidad y sus escrituras, recurriendo a una interpretación que procura hacer contemporánea la tradición.
El acercamiento canónico reacciona con razón contra la valorización exagerada de lo que se supone ser original y primitivo, como si ello fuera lo único auténtico. La escritura inspirada es ciertamente la Escritura tal como la Iglesia la ha reconocido como regla de fe. A propósito de esto se puede insistir, sea sobre la forma final en la cual se encuentra actualmente cada uno de los libros, sea sobre el conjunto que ellos constituyen como canon. Un libro no es bíblico sino a la luz de todo el canon.
La comunidad creyente es efectivamente el contexto adecuado para la interpretación de los textos canónicos. La fe y el Espíritu Santo enriquecen su exégesis. La autoridad eclesial, que se ejerce al servicio de la comunidad, debe vigilar para que la interpretación sea siempre fiel a la gran tradición que ha producido a los textos (cfr. Dei Verbum, 10).
El acercamiento canónico debe enfrentar más de un problema, sobre todo cuando procura definir el "proceso canónico". ¿A partir de cuándo se puede decir que un texto es canónico? Parece admisible decirlo desde que la comunidad atribuye a un texto una autoridad normativa, aún antes de la fijación definitiva de ese texto. Se puede hablar de una hermenéutica "canónica" mientras la repetición de las tradiciones, que se efectúa teniendo en cuenta los aspectos nuevos de la situación (religiosa, cultural, teológica), mantenga la identidad del mensaje. Pero se presenta una cuestión: ¿el proceso de interpretación que ha conducido a la formación del canon debe ser reconocido como regla de interpretación de la Escritura hasta nuestros días?
Por otra parte, las relaciones complejas entre el canon judío de las Escrituras y el canon cristiano suscitan numerosos problemas de interpretación. La Iglesia cristiana ha recibido como "Antiguo Testamento" los escritos que tenían autoridad en la comunidad judío-helenística, pero algunos de ellos están ausentes de la Biblia hebrea, o se presentan bajo una forma diferente. El corpus es pues diferente. Por ello, la interpretación canónica no puede ser idéntica, porque cada texto debe ser leído en relación con el conjunto del corpus. Pero, sobre todo, la Iglesia lee el Antiguo Testamento a la luz del acontecimiento pascual (la muerte y resurrección de Jesucristo), que aporta una radical novedad y da, con una soberana autoridad, un sentido decisivo y definitivo a las Escrituras (cfr. Dei Verbum, 4). Esta nueva determinación de sentido forma parte integrante de la fe cristiana. Ella no puede, sin embargo, quitar toda consistencia a la interpretación canónica anterior, la que ha precedido la pascua cristiana, porque es necesario respetar cada etapa de la historia de salvación. Vaciar el Antiguo Testamento de su sustancia sería privar al Nuevo Testamento de su enraizamiento en la historia.”


ANEXO - 2
Ejemplificación de lectura canónica:
Revista Gregorianum, vol. 74, fasc. 4, de la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 1992 – “Exégesis y lectura creyente de la Escritura”, Dra. Bruna Costacurta

“Buscar la forma originaria de un pasaje bíblico y recorrer sus etapas de formación sin duda es útil para comprender cómo un pasaje ha llegado a ser tal como es. Pero más allá de las varias dificultades y de la impresión de arbitrariedad que a veces acompañan tales operaciones, con resultados muchas veces sólo hipotéticos y poco convincentes, queda, sin embargo, por considerar un problema que para mí es central. Esto es, que el texto que la crítica literaria reconstruye, en realidad no es el bíblico, sino otra cosa, un texto nuevo, juzgado más auténtico, o más coherente, o estilísticamente mejor, y al final de cuentas preferible porque responde más a ciertos criterios prefijados.
            Ahora bien, estudiar tal texto, hacer de él el objeto de la interpretación parece que aleja de la exégesis propiamente «bíblica» (esto es, de la Biblia), porque la Biblia es aquella que el canon define y nos ofrece como libro de fe.
            La lectura sincrónica del texto final, aún sin ignorar sus etapas de formación parece estar postulada por el carácter normativo tradicionalmente reconocido a los escritos canónicos.
            Quisiera, a tal propósito, detenerme en un pequeño ejemplo, nada más que un detalle, que mira un texto cuya forma última presenta dificultades que parecen requerir una reconstrucción más coherente que elimine sus aristas y discrepancias.
            Me refiero al conocidísimo relato de Génesis 2 y 3, sobre el jardín y sobre el fruto prohibido. La narración presenta un problema de contradicción interna debido al hecho que en la descripción inicial del jardín se habla de dos árboles, el de la vida que está en medio del jardín y el del conocimiento del bien y del mal (Cf. Gen 2,9).Pero después, del árbol de la vida no se habla más hasta el fin del capítulo 3(vv. 22.24), mientras que el árbol del conocimiento del bien y del mal se nombra en la prohibición de Dios (2,17) y a él se hace referencia en el resto del relato como árbol prohibido.
            El problema se pone con motivo de esta desaparición del árbol de la vida y se acentúa por el hecho que, en el momento de la tentación en Gen 3, la mujer, respondiendo a la pregunta de la serpiente, dice que Dios ha ordenado que no se comiese el fruto del árbol que está en el medio del jardín (3,3). Esta es, sin embargo, la definición dada al inicio para el árbol de la vida, no para aquel que luego se prohíbe. Entonces; ¿se trata de un árbol o de dos? y ¿cómo se explica la incongruencia de la respuesta de la mujer?
Generalmente los comentadores dan por descontado que ella esta hablando del árbol del conocimiento del bien y del mal, y recurren a la explicación de fuentes diversas en referencia a la historia de la tradición. Así el problema viene tratado afirmando que el relato en realidad concierne a un sólo árbol, el prohibido que estaba en el medio del jardín, al cual luego se habría agregado el ornamento del árbol de la vida que, en cuanto secundario, es relegado por la interpretación y que podría también explicar la subsiguiente denominación del otro árbol como aquel del conocimiento del bien y del mal.
            Pero si se acepta, en cambio, el texto tal como ha sido querido por el redactor último (inspirado) y que es el que tenemos nosotros hoy, entonces propiamente la presencia de los dos árboles se hace significativa para la comprensión espiritual del sentido del hombre. Porque querría decir que el hombre no puede asimilar el conocimiento global de la realidad, es decir del bien y del mal, que sólo es una prerrogativa de Dios, pero puede acceder libremente a la vida. El árbol de la vida es suyo, siempre que el hombre acepte comer de él en una radical dependencia del Creador y aceptando la propia verdad de creatura, es decir, no comiendo del árbol del conocimiento.
            Cuando después la mujer responde a la serpiente hablando del árbol prohibido como si fuese el de la vida, se revela allí algo de la confusión típica de la tentación y del pecado. Es como si para la mujer los dos árboles se confundiesen, de modo tal que llegue a pensar que no hay vida posible si se debe aceptar la propia limitación de creatura. Bajo el acicate de la tentación, el mandamiento de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, ofrecimiento y condición de verdadera vida para el hombre, se vuelve así un mandamiento de muerte. La verdad se confunde en la conciencia de la mujer, abriendo así el camino para el ataque decisivo de la serpiente”.

BIBLIOGRAFÍA
-          Pontificia Comisión Bíblica; “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”, Ed. San Pablo, 1993.
-          B. S. Childs, Biblical Theology in Crisis, Filadelfia, 1970; Introduction to the Old Testament as Scripture, Filadelfia, 1979; Old Testament Theology in a Canonical Context, Filadelfia, 1986.
-          J.A. Sanders, Torah and Canon, Filadelfia, 1972; «Text and Canon: Old Testament and New», en: Mélanges Dominique Barthélemy, Etudes Bibliques offertes à l’occasion de son 60e anniversaire, ed. P. CasettiO. KeelA. Schenker, OBO 38, Fribourg Göttingen 1981, 373394; Canon and Community, A Guide to Canonical Criticism, Filadelfia 1984; From Sacred Story to Sacred Text, Canon as Paradigm, Filadelfia 1987 («select Bibliography in Canonical Criticism»: 195200)