Reflexión del Evangelio de la Fiesta de la Sagrada Familia


30 de diciembre de 2016. Evangelio según San Mateo 2, 13-15. 19-23.
Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta; “Desde Egipto llamé a mi hijo”. Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: “Será llamado Nazareno”.

Así como para que se produjera el nacimiento de Jesús, y su manifestación a los hombres, se dieron, por obra de la divina providencia, una constelación de hechos, como la conjunción de los planetas, la estrella, los pastores y los magos; de la misma manera, debe darse una gran constelación para el bien del niño. Y esa gran constelación es la sagrada familia, donde cada uno de sus miembros, movido por el amor, debe cumplir su misión en la tierra. El padre, la madre y el niño serán así el modelo a seguir para toda familia cristiana. La familia natural tendrá su modelo en la familia sobrenatural, en la cual el niño es Dios. Una serie de órdenes precisas son dadas al padre que es José y el tendrá que ver el cómo de su cumplimiento. Deberá trasladarse a Egipto, aún perdiendo su trabajo en Israel. Precisamente porque el perseguidor Herodes es el antimodelo, ya que no ha dudado en matar a algunos de sus propios hijos por miedo a perder su poder; y ha devenido en cruel perseguidor del recién nacido niño de Belén. No ha comprendido que la autoridad de los reyes humanos se consolida si toda autoridad viene de Dios aceptando su Reino en lugar de rechazarlo. También la autoridad de los padres de familia está para fomentar el buen desarrollo de la vida de los hijos. Jesús se solidariza con Israel, por eso se le aplica el oráculo donde Dios llama a su hijo desde Egipto. Él ha venido para ocupar no solamente el lugar de Israel sino el de todo hombre nacido de Adán, y esto lo demostrará al hacerse bautizar por San Juan Bautista y especialmente al morir crucificado. Son nuestros pecados lo que ha venido a borrar y perdonar. También ha elevado la unión del varón y la mujer a la dignidad de sacramento, confiriéndole una gracia particular para cumplir su misión. Aumentar el número de los invitados al banquete celestial. En la familia, el esposo deberá amar a su esposa como Cristo amó a la Iglesia, dice San Pablo. Las mujeres deberán guardar una sana obediencia a sus maridos; y los hijos deberán obedecer a sus padres y cuidarlos en su vejez. Así cada uno de los miembros de la familia podrá alcanzar la perfección de la vida cristiana. Para eso es la familia en el Reino de Dios, para fomentar la vida de fe de cada uno de sus miembros. Creada desde el principio y afectada por el pecado, la familia también ha sido restaurada por Cristo, que la ha vuelto a llevar por su gracia a cómo era en el principio. José cumplió las órdenes del Señor y llevó al niño y a su madre a vivir en Nazaret. Dice el evangelista que se cumple así el oráculo que sostenía que el niño sería llamado Nazareno. Se refiere probablemente al momento en que en el libro de los Jueces se afirma de Sansón que habría de ser un Nazir de Dios. Era este una forma de consagración a Dios en la antigüedad de Israel. Dicho consagrado debía abstenerse de ciertos alimentos y no habría de cortar su cabellera. Pero ahora en Cristo se alcanza a la perfección dicha consagración por el simple hecho de que Él es el Santo de Dios, y lo será por siempre en la eternidad glorificada de su humanidad asumida. Dicha consagración tuvo so comienzo en la familia dedicada y consagrada enteramente a Dios.
Pbro. José D´Andrea
Capellán Castrense