25
de mayo de 2017. Invocación Religiosa del Capellán Mayor del Ejército, Pbro.
Oscar Ángel Naef, por el 207° Aniversario de la Revolución del 25 de Mayo de 1810.
Rezamos
en esta mañana por el pueblo argentino y por sus gobernantes en el aniversario
del Cabildo del 25 de mayo en el cual se da origen a la Nación que nos reúne
como hermanos en los mismos ideales.
Reconocemos
que Tú eres, Señor, el origen de la libertad de los hombres y en tu providencia
también origen de la Patria libre. Al rememorar la proclama de los hombres de
Mayo soñamos con una Nación libre y soberana, capaz de ser fieles a los nobles
ideales allí plasmados: Patria, pueblo, Nación, persiguiendo cada día el bien
común que genera las condiciones para que cada uno de nosotros pueda cumplir su
vocación aportando a la grandeza de esta tierra que anhelamos se extienda en el
tiempo y en el espacio.
Cómo
no recordar los esfuerzos de tantos hombres y mujeres que dieron y dan cada día
lo mejor de sí para que estos sueños se concreten en la prosperidad y la paz de
los pueblos libres. A ellos, Señor, ponemos en tus manos para que cada cual
reciba la corona de gloria de quienes entregan su vida para cumplir tu voluntad
de Padre providente.
Sabemos
que no estamos solos en esta empresa. Confiamos en tu protección divina que
desde el comienzo de la vida de nuestro pueblo nos llega de manos de la Virgen
santísima de Luján, madre de quienes peregrinamos en la historia de este suelo
que has querido bendecir con santos y con héroes desde sus orígenes hasta
nuestros días.
Señor te necesitamos.
“Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya
identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos
la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a
nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden,
aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo
y la alegría de la esperanza que no defrauda. Jesucristo, Señor de la historia,
te necesitamos”. Amén.