(20/12/15)
Mensaje del Capellán Mayor del Ejército, Presbítero Oscar Ángel Naef al Personal
del Ejército Argentino y sus familias.
Estimados
amigos:
En
estos días comienza a resonar la palabra del evangelio: “Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el
Mesías, el Señor” (Lc 2,11). Y como todos los años la Navidad nos convoca a
liberarnos de las ataduras terrestres y de la idolatría de nosotros mismos.
Ella es un acontecimiento espiritual, una apertura a un llamado en el Pesebre
de nuestro corazón y que implica una donación de nuestra existencia a Dios que
está entre nosotros.
Ese
acto de donación, de entrega de amor a Dios que nos amó primero, lleva consigo
la aceptación y el programa de nuestro futuro, la renovación de la vocación
personal que para hacerla realidad implica una conversión radical. Conversión
interior para que allí nazca el Señor y en esa humildad Él
haga su obra con nosotros como personas individuales y como comunidad humana.
Siguiendo el ejemplo del
amado Papa Francisco en nuestro tiempo la pobreza del pesebre del corazón cobra
un valor fundamental como condición para que la relación con nuestro Creador y Salvador
sea absolutamente pura, íntegra y exclusiva. Y de ese modo, en cada rincón de
la Argentina donde haya un Soldado de nuestro Ejército en su puesto de servicio
luzca la fe viva en quien nos da la Vida: Cristo, El Señor.