(24/09/15) Mensaje
del Capellán Mayor del Ejército, Pbro. Oscar Ángel Naef al Personal del
Ejército y sus familias.
Estimados
amigos del Ejército Argentino:
El
24 de septiembre, Fiesta de la Virgen de la Merced, es para cada uno de los
integrantes del Ejército y sus familiares un momento muy peculiar que tiene que
ver con los sentimientos más profundos del soldado argentino.
En
esos caros sentimientos brilla especialmente el agradecimiento a nuestra Madre
del cielo que desde aquel milagroso acontecimiento que llevó a la victoria en
la Batalla de Tucumán, sigue manifestando ser la protectora de nuestras tropas
y de nuestras vidas en la dos veces centenaria Institución a la cual
pertenecemos.
La
advocación de la Merced en sus orígenes se encuentra vinculada a la Orden Religiosa
fundada por Pedro Nolasco por inspiración de la Santísima Virgen, dedicada a
redimir a los cautivos. Esa santa inspiración no se agota en aquella época
histórica sino que sigue vigente en nuestro tiempo en el cual le volvemos a
pedir a la Virgen que nos libere de los
cautiverios de nuestra cultura contemporánea.
Creo
oportuno pedir en esta fiesta a Nuestra Madre que nos saque del cautiverio de
las falsas esperanzas; que nos devuelva al camino de la esperanza de los bienes
definitivos, aquellos que motivaron al General Belgrano a ponerse de rodillas
para pedir, no por intereses personales y mezquinos, sino por el bien de
nuestra Patria y de nuestro pueblo. Que entendamos humildemente que no somos
propietarios de nada sino administradores del don que Dios pone en nuestras
manos.
La
presencia del Señor en medio del peregrinar de nuestro pueblo por la historia
se ha manifestado siempre de un modo visible y concreto en las gracias que nos
regala a través de su madre la Virgen María, que es nuestra Madre. En nuestro
caso, Nuestra Madre de la Merced, por quien el Señor
permite que florezca la paz y se
marchite la confrontación; brote la
honestidad y se seque la corrupción; que el árbol de la ley sea podado y regado
para que dé frutos comestibles de verdadera justicia.
Amigos y camaradas,
les deseo feliz día de la Virgen y me uno en la oración para que ella desde el
cielo nos alcance de Jesús la gracia de la bienaventuranza que llena nuestros
corazones.