Reflexión del Evangelio del Domingo XVI, Ciclo "C" del tiempo ordinario

(13/07/16) Evangelio según San Lucas 10, 38-42:
Mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria, María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.
¿Cuál es la actividad más propia del hombre, aquella que lo distingue como ser humano? ¿Cuál será incluso aquella que lo haga profundamente feliz? Aristóteles ya en la Antigüedad había dado algunas respuestas a esta cuestión. En primer lugar reconoce en su ética a Nicómaco que todo hombre desea naturalmente ser feliz. Pero en la metafísica va a poner como actividad beatífica del hombre aquella que sea la actividad más alta o noble de la parte más alta o noble del ser humano. Allí había comenzado su tratado diciendo que todo hombre desea naturalmente saber y que por lo tanto el sentido más querido es el de la vista porque es el que da mayor conocimiento. Finalmente dirá que la acción que más hace feliz al hombre es la contemplación de la verdad.
En cambio para el israelita de la Antigüedad, que había recibido la revelación de la Palabra de Dios a partir de Abraham y de Moisés, no se tratará de ver sino de oír esa Palabra. Escuchar la Palabra de Dios será el inicio de la contemplación religiosa de ese Pueblo de Dios.
En el Evangelio de este Domingo, se plantea la pregunta sobre ¿cuál de las dos vidas es la mejor, si la vida activa como Marta, o la vida contemplativa como la de María? En realidad no son dos vidas contrapuestas y las dos son buenas; pero si se tuviera que contraponer o elegir entre las dos sin duda que en un sentido absoluto sería mejor la contemplativa; porque esa será la vida del Cielo. La visión beatífica a la que se refieres los textos neotestamentarios de Pablo y Juan y a la que alude Santo Tomás de Aquino es su Suma de Teología.
Hay que advertir que según Tomás de Aquino la mejor vida es una combinación de ambas, la activa y la contemplativa; porque dice el santo doctor que así fue la vida de Cristo. Efectivamente Nuestro Señor pasaba de una vida a la otra, lo vemos retirarse a orar acompañado y también a solas y luego le vemos recorrer las ciudades y aldeas de Israel para predicar la llegada del Reino de Dios.
Santo Tomás, que muchas veces tomaba a Aristóteles en lo que éste tenía de verdad, dice que todo hombre desea naturalmente ver a Dios. Y también es muy claro cuando habla del destino y felicidad última del hombre como la visión intelectiva de Dios en el Cielo.

También ya podemos adelantar esa visión en la tierra con una vida de oración con Dios. Santa Teresa dice que ella rezaba el símbolo o credo llamado de San Atanasio y recibió luces muy grandes para entender el misterio de la Santísima Trinidad ya aquí en esta vida. Escuchar, meditar y amar a Dios a partir de su Palabra revelada para luego vivirla y llevarla a los demás, es en buena medida imitar al Señor. Y sin duda que para el que reza así ya sabe por experiencia que la contemplación es la parte mejor.