21 de diciembre 2016. Seminario
de Aspectos Teológicos dictados por el Pbro. Oscar Ángel Naef,
Director de la Residencia Universitaria San José en el ciclo de
extensión cultural de la Fundación Universitaria San José. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
ASPECTOS EPISTEMOLÓGICOS
1.1)
La Teología como ciencia
1.2)
Las fuentes de la teología
1.3) División
de la Teología en sus especialidades
LA
TEOLOGÍA COMO CIENCIA
La
teología es el hábito científico del creyente por el cual adquiere
comprensión de los misterios revelados y que se constituye en un
saber o ciencia.
1- El
vocablo teología en sus orígenes
En el mundo
grecolatino, la palabra teología ha tenido una multiplicidad de
significados, que distinguimos para precisar la realidad que
tendremos como objeto de estudio.
a) En el
paganismo grecolatino
El eclecticismo
latino tardío (siglo III AC.) llegó a sistematizar los diversos
sentidos de la palabra, distinguiendo tres “teologías”: la
“mítica” (se ocupa de la gesta de los dioses dentro de la
mitología), la “física” (hace referencia al estoicismo que
identifica a los dioses con los principios o causas de fenómenos de
la naturaleza), la ‘‘civil’’ (religión de estado con sus
ritos y prescripciones) (1).
b) En la
filosofía antigua
El término lo
introdujo Platón para designar el estudio de Dios dentro del
pensamiento filosófico, aunque su concepción posee aún elementos
ligados al sentimiento religioso (2).
Para
Aristóteles este término es equivalente a “filosofía primera”
(metafísica).
c) En el
cristianismo
A partir del
siglo III, comienza a introducirse el uso del término “teología”,
primero designando dentro de la doctrina cristiana aquello que
pertenece al estudio de Dios en si separando los aspectos del orden
de la creación y salvación. Luego se extenderá a todo el contenido
de la doctrina señalando especialmente el desarrollo de las escuelas
teológicas.
2- Realidad
que designa el concepto teología
Por Teología
se entiende la ciencia de Dios; el conocimiento que el hombre puede
adquirir sobre Dios en sí mismo a partir de la revelación. El punto
de partida el la revelación divina aceptada por la fe, el medio de
conocimiento es la razón iluminada por la fe, y el punto de llegada
es Dios en sí mismo.
Luego de este
primer acercamiento damos una primera definición:
Definición 1:
“Conocimiento
que Dios tiene de sí mismo y de todas las cosas creadas por Él,
manifestado al hombre.”
Esta definición
nos acerca al concepto mostrando que hay un conocimiento de la
intimidad de Dios, de su sabiduría, por una donación o
participación de Dios al hombre.
Distinguimos
también, entre fe infusa, que es el simple asentimiento de la verdad
revelada; y la teología (3),
que supone una tarea intelectual, donde el asentimiento inicial se
despliega en el discurso racional donde se infieren verdades
virtualmente contenidas. Esto nos permite establecer como distinción:
a) verdades formalmente reveladas, y b) verdades virtualmente
contenidas y adquiridas por demostración a través del ejercicio de
un hábito intelectual propio.
Estamos ahora
en capacidad de enunciar una segunda definición aplicable
propiamente a la teología como ciencia:
Definición 2:
“Hábito
intelectual que versa sobre las verdades virtual e implícitamente
reveladas” (4).
Se sigue de la
definición que las verdades formales (artículos de fe) son los
principios de donde parte la teología para demostrar las
conclusiones. Mientras que las conclusiones (verdades virtualmente
contenidas en la revelación) son el objeto de la ciencia teológica.
3- La
Teología como ciencia
La noción
clásica de ciencia dice: “Ciencia es el conocimiento evidente de
las conclusiones contenidas en sus principios”. Esto significa que
para encontrarnos con la evidencia de las conclusiones debemos de
partir de principios evidentes, pero los principios de la teología
no son evidentes. Muchas veces sucede esto en las ciencias, ya que
muchos principios se toman de otra ciencia donde si son evidentes y
los trasladamos sin requerir la evidencia en el nuevo campo, como
pasa en la física, que se vale de elementos de la matemática (que
solo son evidente en dicha ciencia y no en la física), este caso se
llama ciencia subalternada. Se confía en las demostraciones de la
ciencia subalternante. De este modo la teología en sus principios se
subordina a la ciencia de Dios (que no puede ni engañarse ni
engañarnos en razón de su absoluta perfección).
Algunas
conclusiones: a) no tenemos evidencia ni de los principios ni de las
conclusiones; b) la teología se encuentra en nosotros de modo
imperfecto; c) la teología es substancialmente ciencia porque se
ordena esencialmente a la teología beatífica del cielo, de quien
recibirá la evidencia; d) en el cielo, cuando sea unida nuestra
ciencia teológica a su subalternante (la ciencia de Dios), se hará
ciencia perfecta (fe reemplazada por la visión de Dios).
También cabe
que le apliquemos el concepto moderno de ciencia: “Conjunto de
conocimientos metódicamente adquiridos y sistemáticamente
organizados que versan sobre un determinado objeto de estudio”. En
este sentido, la teología tiene su objeto propio: Dios en cuanto El
se ha manifestado, su método: mediante el cual ordena racionalmente
lo revelado construyendo un verdadero sistema donde cada una de las
verdades allí expuestas se relaciona con sus principios y con otras
verdades, hay conclusiones que parten racionalmente de los principios
y en ellos se resuelven.
4- Las
fuentes de la teología
La Teología
presupone la fe por la que el hombre se confía libre y totalmente a
Dios. La fe tiene por objeto aquello que ha sido manifestado
formalmente por Dios, pero el objeto de la Teología se extiende no
solamente a las verdades reveladas, sino también a las conclusiones
y deducciones que de ellas se obtiene. De este modo vemos la
necesidad de las fuentes de la fe y de la teología contenidas en la
única revelación de Dios, el único Evangelio, que se nos ha
transmitido bajo las formas de Tradición y de Escritura; ambas
expresan el único misterio, ambas concurren a un mismo fin, ambas
son Palabra de Dios. Este único depósito de la revelación
constituido por la Tradición y la Escritura ha sido confiado a la
Iglesia entera para que viva de él, pero el papel de interpretar la
Palabra de Dios, escrita o transmitida, ha sido confiado al
Magisterio de la Iglesia, que por mandato de Cristo y con asistencia
del Espíritu oye con respeto la Palabra de Dios, la guarda con
diligencia y la expone con fidelidad; y de este único depósito de
la fe saca el Magisterio todo lo que propone que se ha de creer como
verdad revelada por Dios.
5- División
de la Teología en sus especialidades
Teología
|
Positiva
|
Bíblica
|
||
Patrística
|
||||
Simbólica
|
||||
Sistemática
|
Dogmática
|
|||
Moral
|
Individual
|
Casuística
|
||
Ascética
|
||||
Mística
|
||||
Social
|
Jurídica
|
|||
Política
|
||||
Económica
|
||||
Cultural
|
(1)
“… La llaman mítica porque la usan principalmente los poetas;
física porque la usan los filósofos y civil porque la emplean los
pueblos. En la primera que mencioné se contienen muchas ficciones
contrarias a la dignidad y naturaleza de los Inmortales. Pues
representa a los dioses como nacidos, uno de la cabeza (de Júpiter),
otro del muslo, aquel de las gotas de su sangre. .. La otra clase
(de teología) es aquella de la que los filósofos nos legaron
muchos libros. En ellos se nos dice quienes son los dioses, cual su
morada, su linaje, sus cualidades; si son dioses desde tal época o
desde toda la eternidad; si proceden del fuego, como lo cree
Heráclito, o de los números como lo piensa Pitágoras, o de los
átomos coma lo dice Epicuro; y otras cuestiones d esta índole que
los oídos pueden soportar mejor dentro de las paredes de la escuela
que fuera en el foro... El tercer género es aquel que deben conocer
y practicar en las urbes los ciudadanos y de modo especial los
sacerdotes; a saber, a que dioses hay que rendir culto público y
qué ritos ya qué sacrificios está cada cual obligado… La
primera teología es la que conviene propiamente al teatro; la
segunda, al mundo; la tercera, al Estado…” (Varrón, citado por
S. Agustín. “Civ. Dei” VI, 5; PL 41, 18O,s)
(2)
“…los fundadores (de la República) no tienen
la obligación de componer fábulas, sino únicamente de conocer las
líneas generales que deben seguir en sus teologías los poetas con
el fin de no permitir que se salgan nunca de ellas…” (Platón,
“La República” II, 379,a)
(3)
Suma contra los gentiles, 1.4, c. “Existe un triple conocimiento
de las cosas divinas. En el primero, el hombre, gracias a la luz
natural de la razón, se eleva al conocimiento de Dios por las
criaturas; en el segundo, la verdad divina, que desborda los límites
de nuestra inteligencia, baja hasta nosotros por medio de la
revelación, no ya como una demostración que tengamos que
comprender, sino como una Palabra que hemos de creer; en el tercero,
el espíritu será elevado a ver perfectamente lo que Dios le
reveló” .
(4)
Santo Tomás, S. Th. I, 1, 7, c. “Dios es el
sujeto de esta ciencia. La relación que hay entre una ciencia y su
sujeto es la misma que hay entre una facultad o hábito y su objeto.
El objeto propio de una facultad o hábito lo constituye el aspecto
bajo el cual lo considera todo tal facultad o hábito. Así, el
hombre y la piedra son considerados por la vista bajo el aspecto del
color, de ahí que el color sea el objeto propio de la vista. Todo
lo que trata la doctrina sagrada lo hace teniendo como punto de mira
a Dios. Bien porque se trata de Dios mismo, bien porque se trata de
algo referido a El como principio y como fin. De donde se sigue que
Dios es verdaderamente el sujeto de esta ciencia. Esto mismo queda
patente por los principios de esta ciencia, que son los artículos
de fe, y que proviene de Dios. El sujeto de los principios es el
mismo que de toda la ciencia, pues toda la ciencia virtualmente está
contenida en los principios. Es verdad que ha habido quienes,
considerando lo que se trata en esta ciencia y no el aspecto bajo el
que se trata, le han asignado a la doctrina sagrada otro sujeto. Por
ejemplo, los hechos y los signos, o la obra de la reparación, o el
Cristo total, esto es, la cabeza y los miembros. Cierto que en esta
ciencia se trata de todo esto, pero siempre en cuanto referido a
Dios.”