EL SABER TEOLÓGICO CONSTITUIDO
Última
parte
Suma
Teológica, Iq 1.
4_
La teología como ciencia especulativa y práctica (a.4).
Un
concepto generalizado en el siglo XIII, era el considerar que la
teología respondía al carácter esencial de ciencia práctica, pues
hace referencia a la salvación del hombre. Así, por ejemplo, Pedro
Lombardo establecía la siguiente distinción en la Teología:
a)
Las cosas que hemos de gozar: Dios uno y trino.
b)
Las cosas que debemos de usar: las cosas creadas, sacramentos y
virtudes.
c)
De las personas que usan de los bienes creados y gozarán de los
bienes eternos: los ángeles y el hombre.
De
este modo la Teología aparece como ciencia práctica, y el
fundamento último de ello está en la orientación hacia la voluntad
en orden a conseguir el sumo bien, que es Dios.
El
concepto que subyace en el planteo es de orden metafísico,
proveniente del pensamiento neoplatónico-agustiniano que pone al
bien sobre la verdad y el ser. Asumiendo este principio también se
debe asumir por derivación o consecuencia que:
1)
El constitutivo metafísico de la divinidad es el Sumo Bien;
2)
La voluntad es superior a la inteligencia:
3)
La última bienaventuranza formal del hombre consiste en el amor del
Sumo Bien.
Frente
al paradigma de la Teología como ciencia práctica del siglo XIII,
Santo Tomás introduce un planteo revolucionario que podemos
sintetizar del siguiente modo:
1)
Concibe la verdad y el ser por sobre el bien;
2)
concibe la inteligencia superior a la voluntad;
3)
El constitutivo metafísico de la esencia divina es “el ser por
esencia”:
4)
La última bienaventuranza formal de la creatura racional es la
visión clara de Dios, ser por esencia.
El
artículo 4 se pregunta si la Teología es ciencia práctica, y para
lograr una respuesta adecuada, el Doctor Angélico, recurre en primer
lugar a la unidad de la ciencia y al objeto formal motivo, y nos
recuerda que esta ciencia se extiende a campos de conocimientos
diversos pero que no le son ajenos porque los asume desde una luz
diferente de conocimiento a la de las otras ciencias, la luz de la
Fe. Así incluye conocimientos tanto especulativos como prácticos..
a.4,c.
“Hemos
visto ya que la sagrada doctrina, sin perder su unidad, se extiende a
lo que pertenece a diversas ciencias filosóficas en virtud de la
razón formal con que lo considera, esto es, la de ser cognoscible
por luz divina. Por tanto, aunque unas ciencias filosóficas sean
especulativas y otras prácticas, la doctrina sagrada abarca unas y
otras, a la manera como Dios, con la misma ciencia, se conoce a sí
mismo y las cosas que hace”.
En
un segundo momento del cuerpo del artículo estudia el hecho de que la
teología sea más especulativa que práctica.
a.4,c.
“es
más especulativa que práctica, porque principalmente trata de las
cosas divinas antes que de los actos humanos, de los cuales se ocupa
en cuanto que por ellos el hombre se ordena al perfecto conocimiento
de Dios, en el cual consiste la bienaventuranza eterna”.
Debemos
analizar este texto desde el objeto formal terminativo. Bajo este
punto de vista vemos que la teología trata de Dios bajo la razón de
deidad. Así el estudio de Dios es principalmente especulativo en
cuanto refiere a su esencia que es el ser, pero como Teología no
puede dejar de ver todos los aspectos de la divinidad, y, también
trata de Dios como fin del orden creado, y, así, asume dicho orden y
en este sentido se dice que la teología es ciencia práctica.
Es
la Teología principalmente especulativa porque en Dios primero es la
razón absoluta del ser, y luego, la razón relativa de fin que es un
aspecto secundario y de alguna manera contingente como el orden al
que dice referencia.
5_
La Teología como ciencia suprema (a.5)
Acabamos
de ver que la Teología es ciencia especulativa (principalmente) y
práctica (secundariamente); y que desde una luz superior (la Fe),
asume los objetos de otras ciencias. Pero este hecho lo debemos
aclarar y justificar.
Si
aplicamos analógicamente lo que sucede con la naturaleza de los
seres superiores de la creación a la ciencia Teológica,
encontraremos un apoyo para la comprensión del tema.
5.a_
Analogía con las formas superiores.
Vemos
que las formas superiores y perfectas contienen en su ser, uno y
simple, multitud de perfecciones que en las formas inferiores e
imperfectas se encuentran multiplicadas y separadas. Por ejemplo, el
alma humana, siendo una forma simple, comprende en su unidad la
perfección del alma vegetativa y sensitiva.
De
igual modo, la Teología es una ciencia superior a todas las ciencias
humanas y, por eso, encierra en su ser la perfección de todas ellas.
Por consiguiente, ha de contener formal y eminentemente la perfección
de especulativo y la de práctico.
5.b_
La ciencia suprema
En
el artículo 5, Santo Tomás, se pregunta si la Teología es ciencia
suprema y responde diciendo que lo es. Lo dice en relación tanto al
carácter especulativo como al práctico.
5.b.1_
Como ciencia especulativa suprema.
En
cuanto al carácter especulativo hace dos consideraciones:
a)
la certeza.
b)
la dignidad de su materia.
a.5,c
“Puesto
que esta ciencia es en parte especulativa y en parte práctica,
sobrepuja a todas las demás ciencias, sean especulativas o
prácticas. Se dice que una ciencia es especulativa es superior a
otra, o en atención a su certeza, o a la dignidad de su materia.
Pues bien, por ambos conceptos excede la doctrina sagrada a las
otras ciencias especulativas”.
a)
En cuanto a la certeza, viene dado (el carácter especulativo
supremo) por la luz de la ciencia divina (objeto formal motivo).
a.5,c
“En
cuanto a la certeza, porque las otras ciencias la tienen de la luz
natural de la razón humana, que es falible, mientras que esta la
toma de la luz de la ciencia divina, que no puede engañarse”.
b)
En cuanto a la dignidad de materia, por tatar de aquello que se
supera al entendimiento y que en sí es más digno que aquello que el
entendimiento alcanza por sí mismo.
a.
5, c
“En
cuanto a la dignidad de la materia, porque esta trata principalmente
de cosas que por su elevación sobrepujan la capacidad del
entendimiento, y, en cambio, las otras ciencias solo estudian l que
el entendimiento señorea”.
5.b.2_
Como ciencia práctica suprema.
Tomando
luego el sentido o carácter práctico de la ciencia nuestra que es
la mas noble porque el fin que persigue es el más elevado (la
salvación), al cual se subordinan los otros fines posibles.
a
5, c, in fine
“Entre
las ciencias prácticas es la más noble la que se ordena a un fin
más elevado, y así la ciencia civil es superior a la militar,
porque el bien del Ejército se ordena al de la ciudad. Ahora bien,
el fin de esta doctrina en su aspecto práctico es la felicidad
eterna, a la cual todas las otras ciencias prácticas están
subordinadas como a su último fin”.
6_
La Teología como sabiduría suprema
6.1_Sabiduría
Sabiduría
es un conocimiento cierto de algún objeto por sus últimas causas
(en el orden lógico y ontológico). Según que estas causas sean
últimas en el orden particular o en el orden absoluto, tendremos dos
géneros de sabiduría:
a)
Relativa
b)
Absoluta.
a)Sabiduría
Relativa
Aquí
se reducen todos los conocimientos a las últimas causas de un
género.
b)
Sabiduría Absoluta
Estudia
las causas absolutamente últimas, con respecto a todo género y a
todo orden. Es un conocimiento por los primeros y últimos principios
de la razón.
Esta
sabiduría por ser un conocimiento universal y supremo debe no solo
inferir conclusiones de sus principios como toda ciencia sino también
volver la consideración sobre sus propios principios para probarlos
y defenderlos.
6.2_
Teología como sabiduría absoluta
La
explicación se encuentra atendiendo a que la Teología es una
ciencia universalísima que estudia todas las cosas por las primeras
causas en el orden lógico y ontológico. Considera las cosas a
través de una participación en nuestro entendimiento de la luz
divina que es la primera de todas las causas (orden lógico) y además
las reduce a todas a la primera causa eficiente, ejemplar y final
(orden ontológico).
a.6,c
“Esta
doctrina es la sabiduría por excelencia entre todas las sabidurías
humanas, y no solo en algún orden, sino en absoluto. Puesto que la
función del sabio es ordenar y juzgar. Y el juicio acerca de lo
inferior se forma recurriendo a causas más elevadas, en cada género
de conocimientos se denomina sabio al que juzga con arreglo a la
causa suprema de aquel género: por ejemplo, en el arte de la
edificación, al artífice que dispone los planos del edificio se lo
llama sabio o arquitecto respecto a los artesanos inferiores, que
labran la madera o pulimentan la piedra; y por esto dice el Apóstol
(ICor 3, 10): “Como sabio arquitecto. puse los cimientos”.
Además, en los asuntos de la vida humana se llama sabio al prudente,
por cuanto ordena los actos humanos al debido fin; y por esto se dice
en los Proverbios (10,23): “La sabiduría para el varón es la
prudencia”. Por tanto, el que estudia la causa absolutamente
primera de todo el universo, que es Dios, es el sabio por excelencia,
y por esto se dice que sabiduría es “la ciencia de las cosas
divinas”. Ahora bien, la doctrina sagrada se ocupa de Dios
precisamente en cuanto que es causa suprema, y no solo en cuanto
aquello que de Él puede conocerse por las criaturas ( y que
conocieron los filósofos como dice el Apóstol (Rom 1, 19): “Lo
cognosible de Dios les es manifiesto”), sino también en cuento a
lo que solo Él puede conocer de sí mismo y comunica a otros por
revelación. Por consiguiente, la doctrina sagrada es la sabiduría
por excelencia”.
7_
Valor y uso de la demostración en la Teología (a.8)
Para
comprender este artículo debemos tener en cuenta que toda ciencia,
por el hecho de serla, debe ser demostrativa en cuanto que el
conocimiento que alcanza en sus conclusiones es una inferencia por
rigurosa demostración desde los principios. Sus principios son su
sustento.
7.1_
La demostración en las ciencias que la razón alcanza por sus solas
fuerzas.
7.1.1_
En las ciencias particulares.
En
el campo de la filosofía, ninguna ciencia particular demuestra sus
principios ni los defiende. Podemos afirmar que estas ciencias
particulares encuentran allí un límite.
a.8,c:
“Las
ciencias no argumentan para demostrar sus principios, sino que,
basadas en ellos, discurren para demostrar otras verdades que hay en
ellas…”
7.1.2:
En la Metafísica.
La
función demostrativa y de defensa de principios queda reservada a la
metafísica como ciencia universal y suprema que, siendo sabiduría
absoluta, demuestra y defiende; ya recurriendo a algún principio que
acepte el adversario, y desde allí desplegando todo el saber; ya
resolviendo los argumentos que le plantea el oponente.
a.8,c:
“En
las ciencias filosóficas, las inferiores no solo no prueban sus
principios, sino que tampoco discuten con quienes los niegan, dejando
esto a cargo de otra ciencia superior; y, en cambio, la suprema entre
ellas, la metafísica, mantiene controversia con el que niega sus
principios, siempre que el adversario admita algo, puesto que, si
nada admite, no queda medio de discutir con él; no obstante lo cual,
se pueden resolver sus objeciones”.
7.2_
La demostración en la Teología
7.2_1
La demostración desde los principios.
Así
como las ciencias particulares llegan a conclusiones en las que
alcanzan conocimeinto por inferencia en rigurosa demostración desde
los principios que reciben de una ciencia superior, y por lo tanto,
no les es posible demostrarlos sino solo asumirlos; así, también,
la Teología es una ciencia que infiere por rigurosa demostración
verdades implícitas en sus principios que asume y posee por la Fe.
a.8,c:
“La
Teología no emplea argumentos para demostrar sus principios, que son
los argumentos de la Fe, sino que, partiendo de ellos, procede a
demostrar otras cosas, como lo hace el Apostol ( I ad Cor 15,12), lo
cual, apoyado en la resurrección de Cristo, discurre para probar la
resurrección de todos nosotros”.
Vale
aclara que en las ciencias particulares se admiten los principios que
brinda la ciencia subalternante en virtud de una cierta autoridad dad
por la universalidad y nobleza del conocimiento alcanzado en el
objeto. Y en la Teología también sus principios se toman de su
subalternante (punto 2.b, ciencia divina), pero no bajo cierta
autoridad humana, sino bajo la autoridad que ofrece absoluta garantía
de certeza (infalible), la cual proviene y es Dios mismo que revela y
se revela.
a.8,
ad 2
“Lo
que mejor cuadra a esta doctrina es argüir por vía de autoridad,
debido a que, como sus principios se toman de la revelación, es
necesario creer en la autoridad de aquellos a quienes la revelación
se hizo. Más no por esto sufre menoscabo su autoridad, porque, si
bien el argumento apoyado en una autoridad que tiene por base la
razón humana es debilísimo, es eficacísimo el que se apoya en una
autoridad fundada en la revelación divina”.
7.2.2_
La demostración en la defensa de los principios
De
modo similar a la metafísica, la Teología como ciencia
universalísima y sabiduría absoluta, vuelve su consideración sobre
los principios para explicarlos y defenderlos. Sucede que si su
adversario concede algún principio, puede partir de allí para
demostrar otras verdades, siempre teniendo en cuenta que su vía
demostrativa es por autoridad. Y su adversario no admite ninguna
verdad de fe, ya no habrá lugar para la demostración; solo tiene
cabida una cierta demostración racional, no de la verdad del
misterio (lo cual supones la Fe que excede la razón), sino de su
credibilidad. Solo le queda al teólogo resolver sus argumentos.
Encuentra esto su fundamento en que no hay oposición entre verdad
revelada y aquella a la que se accede por la sola luz de la razón.
a.8,c:
“Como
la ciencia sagrada no tiene superior a ella, discute también con
quienes niegan sus principios; y si el adversario admite algo de la
divina revelación, lo hace argumentando; y por eso empleamos la
autoridad de la sagrada doctrina para argüir contra los herejes y
utilizamos un artículo de Fe contra los que niegan otro. Claro está
que, si el adversario no cree cosa alguna de lo revelado por Dios, no
quedan medios para hacerle ver con razones los argumentos de fe; pero
si los hay para resolver sus objeciones en caso de que las ponga,
porque asentada como está la Fe en la verdad infalible y siendo
imposible demostrar lo que es opuesto a la verdad, es evidente que
las pruebas aducidas contra lo que es de fe no son demostraciones,
sino argumentos que tienen solución”.
8.
La expresión del objeto de la fe en la Doctrina Sagrada.
Los
últimos dos artículos de la q.1 (a.9 y 10) hay que entenderlos en
el ámbito de lo que Santo Tomás llama Doctrina Sagrada. Con estos
términos parece referirse al conjunto de la revelación, incluyendo
la ciencia Teológica. En este cuerpo doctrinal aparecen ciertas
expresiones del objeto de la fe que son característicos y propios
como las verdades que aparecen expresadas en la Sagrada Escritura.
El
planteo que se presenta a continuación es referido al modo de
expresión (problema de la metáfora, a.9), y al modo de
interpretación (sentidos en la Sagrada Escritura, a.9)
8.1_
Uso de la Metáfora (a.9)
Plantea
tres objeciones:
1)
El lenguaje poético no es científico.
2)
El lenguaje poético no ayuda a esclarecer la verdad (fin de la
ciencia).
3)
El lenguaje poético no es adecuado para la analogía con Dios.
La
respuesta vendrá desde una asunción del proceso gnoseológico en el
hombre, donde lo más adecuado a la naturaleza es el conocimiento
sensible como fuente para el entendimiento humano. Así de lo
sensible y particular se llega a lo inteligible (inmaterial) y
universal. Además, atendiendo al fin de la revelación, que es la
salvación convienen que se usen medios adecuados para que todos
entiendan con facilidad.
a.9.c
“Es
conveniente que la sagrada escritura proponga lo divino y espiritual
utilizando imágenes corporeas. Dios provee a todas las cosas como
conviene a su naturaleza. Lo natural del entendimiento humano es
llegar a lo inteligible por medio de lo sensible, ya que todos
nuestros conocimientos empiezan en los sentidos. Así pues, es
conveniente que la Escritura Sagrada nos proponga las cosas
espirituales envueltas en imágenes corporeas, y esto es lo que dice
Dionisio (I cap “Jer. Celeste”): “Sería imposible que el rayo
de la luz divina brillase para nosotros, si no fuese amortiguado con
variedad de velos sagrados”.
Además
como la Sagrada Escritura se hizo para todos, según aquello que el
apóstol (Rom 1, 14): “Soy deudor de sabios e ignorantes”, fue
conveniente que propusiese lo espiritual en forma de imágenes, para
que siquiera de ste modo lo alcanzasen los rudos, incapaces de
elevarse por sí mismos al conocimiento de lo inteligible”.
8.2_
Distintos sentidos en la Sagrada Escritura (a.10)
Siguiendo
la tradición agustina se habla de cuatro sentidos en los textos
escriturísticos: histórico (o literal), etiológico, analógico y
alegórico. Esto nos da una multiplicidad de sentidos en el texto que
lleva a plantear de cual es el sentido auténtico. Pero Santo Tomás
encuentra que no hay oposición entre ellos, sino que todos expresan
verdad que encuentra su fundamento en el sentido literal.
a.10,
c:
“El
autor de la Sagrada Escritura es Dios, el cual puede no solo acomodar
las apalabras a lo que quiere decir (que esto pueden hacerlo los
hombres), sino también las cosas mismas. Por tanto así como en
todas las ciencias la palabra significa alguna cosa, lo propio de
esta ciencia es que las cosas significadas por las palabras
signifiquen algo a su vez. Así, pues, la primera acepción en que se
toma la palabra, que es la de significar alguna cosa, pertenece al
primer sentido, llamado histórico o literal; y lo que, a su vez,
significa la cosa expresada por la palabra llámase sentido
espiritual, que se apoya en el literal y lo supone.
Por
su parte, el sentido espiritual admite tres subdivisiones. La antigua
Ley, según dice el Apóstol (Heb 7, 19), es figura de la nueva, y
esta, como dice Dionisio (“eccl. Hierarch”), lo es de la gloria
futura; y en la nueva Ley, lo que se cumplió en la Cabeza, es figura
de lo que nosotros debemos hacer. Así, pues, en cuanto el contenido
de la antigua ley es figura de lo que contiene la nueva, tenemos el
sentido alegórico; en cuanto que lo cumplido en Cristo o en lo que
a Cristo representa es signo de lo que nosotros debemos hacer,
tenemos el sentido moral, y en cuanto significa lo que hay en la
gloria, el sentido anagógico”.
a.
10, ad1
“Todos
los sentidos se apoyan en uno, en el literal”.
Aclaremos
que pueden distinguirse un doble sentido literal:
a)
Principal:
“es
aquel que intenta expresar el hagiógrafo”
b)
De adaptación:
“Es
aquel que proviene del Espíritu Santo, que ve y quiere expresar
mucho más de lo que el autor humano alcanza a comprender”.
Así,
el sentido literal principal (intentado por Dios y el Hagiógrafo) es
siempre uno y único; pero, además cabe el otro sentido literal, el
de adaptación (intentado sólo por el Espíritu Santo – autor
principal), el cual debe ser múltiple.
a.
10, c. infine
“Sin
embargo, como el sentido literal es el que se propone el autor, y el
autor de la Sagrada Escritura es Dios, que todo lo entiende
simultáneamente, no hay inconveniente en que, como dice San Agustín
(XII, Confesiones), un mismo texto de la Sagrada Escritura tenga
varios sentidos”.
BIBLIOGRAFÍA
TEOLÓGICA.
1_
Santo Tomás de Aquino, “Summa Theológica”. Tomo I. Editorial
BAC. Madrid, 1974. (Introducción de Fr. Santiago Ramírez, OP)
2_
Ramírez, OP.: “De hominis beatitudine”. Tomo I. Prolegomenum
primum. Salamanca, 1942.
3_Vilanova,
E.: “Historia de la Teología Cristiana”. Tomo I. Edit. Herder.
Barcelona, 1987. Parte quinta: “Teología Escolástica”; Cap. 6,
III.
BIBLIOGRAFÍA
COMPLEMENTARIA
4_
Gilson, E.: “La filosofía en la edad Media”. Gredos. Madrid,
1965.
5_
Pieper, J.: “Filosofía Medieval y mundo moderno”. Rialp. Madrid,
1980.