Conferencia: "El saber teológico constituido" Suma Teológica - Santo Tomás de Aquino. Última parte

14 de enero 2017. Última parte de la Conferencia de extensión universitaria basada en la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, por el Director de la Residencia Universitaria “San José”, Pbro. Oscar Ángel Naef. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




EL SABER TEOLÓGICO CONSTITUIDO

Última parte

Suma Teológica, Iq 1.

4_ La teología como ciencia especulativa y práctica (a.4).
Un concepto generalizado en el siglo XIII, era el considerar que la teología respondía al carácter esencial de ciencia práctica, pues hace referencia a la salvación del hombre. Así, por ejemplo, Pedro Lombardo establecía la siguiente distinción en la Teología:
a) Las cosas que hemos de gozar: Dios uno y trino.
b) Las cosas que debemos de usar: las cosas creadas, sacramentos y virtudes.
c) De las personas que usan de los bienes creados y gozarán de los bienes eternos: los ángeles y el hombre.
De este modo la Teología aparece como ciencia práctica, y el fundamento último de ello está en la orientación hacia la voluntad en orden a conseguir el sumo bien, que es Dios.
El concepto que subyace en el planteo es de orden metafísico, proveniente del pensamiento neoplatónico-agustiniano que pone al bien sobre la verdad y el ser. Asumiendo este principio también se debe asumir por derivación o consecuencia que:
1) El constitutivo metafísico de la divinidad es el Sumo Bien;
2) La voluntad es superior a la inteligencia:
3) La última bienaventuranza formal del hombre consiste en el amor del Sumo Bien.
Frente al paradigma de la Teología como ciencia práctica del siglo XIII, Santo Tomás introduce un planteo revolucionario que podemos sintetizar del siguiente modo:
1) Concibe la verdad y el ser por sobre el bien;
2) concibe la inteligencia superior a la voluntad;
3) El constitutivo metafísico de la esencia divina es “el ser por esencia”:
4) La última bienaventuranza formal de la creatura racional es la visión clara de Dios, ser por esencia.
El artículo 4 se pregunta si la Teología es ciencia práctica, y para lograr una respuesta adecuada, el Doctor Angélico, recurre en primer lugar a la unidad de la ciencia y al objeto formal motivo, y nos recuerda que esta ciencia se extiende a campos de conocimientos diversos pero que no le son ajenos porque los asume desde una luz diferente de conocimiento a la de las otras ciencias, la luz de la Fe. Así incluye conocimientos tanto especulativos como prácticos..
a.4,c.
Hemos visto ya que la sagrada doctrina, sin perder su unidad, se extiende a lo que pertenece a diversas ciencias filosóficas en virtud de la razón formal con que lo considera, esto es, la de ser cognoscible por luz divina. Por tanto, aunque unas ciencias filosóficas sean especulativas y otras prácticas, la doctrina sagrada abarca unas y otras, a la manera como Dios, con la misma ciencia, se conoce a sí mismo y las cosas que hace”.
En un segundo momento del cuerpo del artículo estudia el hecho de que la teología sea más especulativa que práctica.
a.4,c.
es más especulativa que práctica, porque principalmente trata de las cosas divinas antes que de los actos humanos, de los cuales se ocupa en cuanto que por ellos el hombre se ordena al perfecto conocimiento de Dios, en el cual consiste la bienaventuranza eterna”.
Debemos analizar este texto desde el objeto formal terminativo. Bajo este punto de vista vemos que la teología trata de Dios bajo la razón de deidad. Así el estudio de Dios es principalmente especulativo en cuanto refiere a su esencia que es el ser, pero como Teología no puede dejar de ver todos los aspectos de la divinidad, y, también trata de Dios como fin del orden creado, y, así, asume dicho orden y en este sentido se dice que la teología es ciencia práctica.
Es la Teología principalmente especulativa porque en Dios primero es la razón absoluta del ser, y luego, la razón relativa de fin que es un aspecto secundario y de alguna manera contingente como el orden al que dice referencia.
5_ La Teología como ciencia suprema (a.5)
Acabamos de ver que la Teología es ciencia especulativa (principalmente) y práctica (secundariamente); y que desde una luz superior (la Fe), asume los objetos de otras ciencias. Pero este hecho lo debemos aclarar y justificar.
Si aplicamos analógicamente lo que sucede con la naturaleza de los seres superiores de la creación a la ciencia Teológica, encontraremos un apoyo para la comprensión del tema.
5.a_ Analogía con las formas superiores.
Vemos que las formas superiores y perfectas contienen en su ser, uno y simple, multitud de perfecciones que en las formas inferiores e imperfectas se encuentran multiplicadas y separadas. Por ejemplo, el alma humana, siendo una forma simple, comprende en su unidad la perfección del alma vegetativa y sensitiva.
De igual modo, la Teología es una ciencia superior a todas las ciencias humanas y, por eso, encierra en su ser la perfección de todas ellas. Por consiguiente, ha de contener formal y eminentemente la perfección de especulativo y la de práctico.
5.b_ La ciencia suprema
En el artículo 5, Santo Tomás, se pregunta si la Teología es ciencia suprema y responde diciendo que lo es. Lo dice en relación tanto al carácter especulativo como al práctico.
5.b.1_ Como ciencia especulativa suprema.
En cuanto al carácter especulativo hace dos consideraciones:
a) la certeza.
b) la dignidad de su materia.
a.5,c
Puesto que esta ciencia es en parte especulativa y en parte práctica, sobrepuja a todas las demás ciencias, sean especulativas o prácticas. Se dice que una ciencia es especulativa es superior a otra, o en atención a su certeza, o a la dignidad de su materia. Pues bien, por ambos conceptos excede la doctrina sagrada a las otras ciencias especulativas”.
a) En cuanto a la certeza, viene dado (el carácter especulativo supremo) por la luz de la ciencia divina (objeto formal motivo).
a.5,c
En cuanto a la certeza, porque las otras ciencias la tienen de la luz natural de la razón humana, que es falible, mientras que esta la toma de la luz de la ciencia divina, que no puede engañarse”.
b) En cuanto a la dignidad de materia, por tatar de aquello que se supera al entendimiento y que en sí es más digno que aquello que el entendimiento alcanza por sí mismo.
a. 5, c
En cuanto a la dignidad de la materia, porque esta trata principalmente de cosas que por su elevación sobrepujan la capacidad del entendimiento, y, en cambio, las otras ciencias solo estudian l que el entendimiento señorea”.
5.b.2_ Como ciencia práctica suprema.
Tomando luego el sentido o carácter práctico de la ciencia nuestra que es la mas noble porque el fin que persigue es el más elevado (la salvación), al cual se subordinan los otros fines posibles.
a 5, c, in fine
Entre las ciencias prácticas es la más noble la que se ordena a un fin más elevado, y así la ciencia civil es superior a la militar, porque el bien del Ejército se ordena al de la ciudad. Ahora bien, el fin de esta doctrina en su aspecto práctico es la felicidad eterna, a la cual todas las otras ciencias prácticas están subordinadas como a su último fin”.
6_ La Teología como sabiduría suprema
6.1_Sabiduría
Sabiduría es un conocimiento cierto de algún objeto por sus últimas causas (en el orden lógico y ontológico). Según que estas causas sean últimas en el orden particular o en el orden absoluto, tendremos dos géneros de sabiduría:
a) Relativa
b) Absoluta.

a)Sabiduría Relativa
Aquí se reducen todos los conocimientos a las últimas causas de un género.
b) Sabiduría Absoluta
Estudia las causas absolutamente últimas, con respecto a todo género y a todo orden. Es un conocimiento por los primeros y últimos principios de la razón.
Esta sabiduría por ser un conocimiento universal y supremo debe no solo inferir conclusiones de sus principios como toda ciencia sino también volver la consideración sobre sus propios principios para probarlos y defenderlos.
6.2_ Teología como sabiduría absoluta
La explicación se encuentra atendiendo a que la Teología es una ciencia universalísima que estudia todas las cosas por las primeras causas en el orden lógico y ontológico. Considera las cosas a través de una participación en nuestro entendimiento de la luz divina que es la primera de todas las causas (orden lógico) y además las reduce a todas a la primera causa eficiente, ejemplar y final (orden ontológico).
a.6,c
Esta doctrina es la sabiduría por excelencia entre todas las sabidurías humanas, y no solo en algún orden, sino en absoluto. Puesto que la función del sabio es ordenar y juzgar. Y el juicio acerca de lo inferior se forma recurriendo a causas más elevadas, en cada género de conocimientos se denomina sabio al que juzga con arreglo a la causa suprema de aquel género: por ejemplo, en el arte de la edificación, al artífice que dispone los planos del edificio se lo llama sabio o arquitecto respecto a los artesanos inferiores, que labran la madera o pulimentan la piedra; y por esto dice el Apóstol (ICor 3, 10): “Como sabio arquitecto. puse los cimientos”. Además, en los asuntos de la vida humana se llama sabio al prudente, por cuanto ordena los actos humanos al debido fin; y por esto se dice en los Proverbios (10,23): “La sabiduría para el varón es la prudencia”. Por tanto, el que estudia la causa absolutamente primera de todo el universo, que es Dios, es el sabio por excelencia, y por esto se dice que sabiduría es “la ciencia de las cosas divinas”. Ahora bien, la doctrina sagrada se ocupa de Dios precisamente en cuanto que es causa suprema, y no solo en cuanto aquello que de Él puede conocerse por las criaturas ( y que conocieron los filósofos como dice el Apóstol (Rom 1, 19): “Lo cognosible de Dios les es manifiesto”), sino también en cuento a lo que solo Él puede conocer de sí mismo y comunica a otros por revelación. Por consiguiente, la doctrina sagrada es la sabiduría por excelencia”.
7_ Valor y uso de la demostración en la Teología (a.8)
Para comprender este artículo debemos tener en cuenta que toda ciencia, por el hecho de serla, debe ser demostrativa en cuanto que el conocimiento que alcanza en sus conclusiones es una inferencia por rigurosa demostración desde los principios. Sus principios son su sustento.
7.1_ La demostración en las ciencias que la razón alcanza por sus solas fuerzas.
7.1.1_ En las ciencias particulares.
En el campo de la filosofía, ninguna ciencia particular demuestra sus principios ni los defiende. Podemos afirmar que estas ciencias particulares encuentran allí un límite.
a.8,c:
Las ciencias no argumentan para demostrar sus principios, sino que, basadas en ellos, discurren para demostrar otras verdades que hay en ellas…”

7.1.2: En la Metafísica.
La función demostrativa y de defensa de principios queda reservada a la metafísica como ciencia universal y suprema que, siendo sabiduría absoluta, demuestra y defiende; ya recurriendo a algún principio que acepte el adversario, y desde allí desplegando todo el saber; ya resolviendo los argumentos que le plantea el oponente.
a.8,c:
En las ciencias filosóficas, las inferiores no solo no prueban sus principios, sino que tampoco discuten con quienes los niegan, dejando esto a cargo de otra ciencia superior; y, en cambio, la suprema entre ellas, la metafísica, mantiene controversia con el que niega sus principios, siempre que el adversario admita algo, puesto que, si nada admite, no queda medio de discutir con él; no obstante lo cual, se pueden resolver sus objeciones”.
7.2_ La demostración en la Teología
7.2_1 La demostración desde los principios.
Así como las ciencias particulares llegan a conclusiones en las que alcanzan conocimeinto por inferencia en rigurosa demostración desde los principios que reciben de una ciencia superior, y por lo tanto, no les es posible demostrarlos sino solo asumirlos; así, también, la Teología es una ciencia que infiere por rigurosa demostración verdades implícitas en sus principios que asume y posee por la Fe.
a.8,c:
La Teología no emplea argumentos para demostrar sus principios, que son los argumentos de la Fe, sino que, partiendo de ellos, procede a demostrar otras cosas, como lo hace el Apostol ( I ad Cor 15,12), lo cual, apoyado en la resurrección de Cristo, discurre para probar la resurrección de todos nosotros”.
Vale aclara que en las ciencias particulares se admiten los principios que brinda la ciencia subalternante en virtud de una cierta autoridad dad por la universalidad y nobleza del conocimiento alcanzado en el objeto. Y en la Teología también sus principios se toman de su subalternante (punto 2.b, ciencia divina), pero no bajo cierta autoridad humana, sino bajo la autoridad que ofrece absoluta garantía de certeza (infalible), la cual proviene y es Dios mismo que revela y se revela.
a.8, ad 2
Lo que mejor cuadra a esta doctrina es argüir por vía de autoridad, debido a que, como sus principios se toman de la revelación, es necesario creer en la autoridad de aquellos a quienes la revelación se hizo. Más no por esto sufre menoscabo su autoridad, porque, si bien el argumento apoyado en una autoridad que tiene por base la razón humana es debilísimo, es eficacísimo el que se apoya en una autoridad fundada en la revelación divina”.
7.2.2_ La demostración en la defensa de los principios
De modo similar a la metafísica, la Teología como ciencia universalísima y sabiduría absoluta, vuelve su consideración sobre los principios para explicarlos y defenderlos. Sucede que si su adversario concede algún principio, puede partir de allí para demostrar otras verdades, siempre teniendo en cuenta que su vía demostrativa es por autoridad. Y su adversario no admite ninguna verdad de fe, ya no habrá lugar para la demostración; solo tiene cabida una cierta demostración racional, no de la verdad del misterio (lo cual supones la Fe que excede la razón), sino de su credibilidad. Solo le queda al teólogo resolver sus argumentos. Encuentra esto su fundamento en que no hay oposición entre verdad revelada y aquella a la que se accede por la sola luz de la razón.
a.8,c:
Como la ciencia sagrada no tiene superior a ella, discute también con quienes niegan sus principios; y si el adversario admite algo de la divina revelación, lo hace argumentando; y por eso empleamos la autoridad de la sagrada doctrina para argüir contra los herejes y utilizamos un artículo de Fe contra los que niegan otro. Claro está que, si el adversario no cree cosa alguna de lo revelado por Dios, no quedan medios para hacerle ver con razones los argumentos de fe; pero si los hay para resolver sus objeciones en caso de que las ponga, porque asentada como está la Fe en la verdad infalible y siendo imposible demostrar lo que es opuesto a la verdad, es evidente que las pruebas aducidas contra lo que es de fe no son demostraciones, sino argumentos que tienen solución”.
8. La expresión del objeto de la fe en la Doctrina Sagrada.
Los últimos dos artículos de la q.1 (a.9 y 10) hay que entenderlos en el ámbito de lo que Santo Tomás llama Doctrina Sagrada. Con estos términos parece referirse al conjunto de la revelación, incluyendo la ciencia Teológica. En este cuerpo doctrinal aparecen ciertas expresiones del objeto de la fe que son característicos y propios como las verdades que aparecen expresadas en la Sagrada Escritura.
El planteo que se presenta a continuación es referido al modo de expresión (problema de la metáfora, a.9), y al modo de interpretación (sentidos en la Sagrada Escritura, a.9)
8.1_ Uso de la Metáfora (a.9)
Plantea tres objeciones:
1) El lenguaje poético no es científico.
2) El lenguaje poético no ayuda a esclarecer la verdad (fin de la ciencia).
3) El lenguaje poético no es adecuado para la analogía con Dios.
La respuesta vendrá desde una asunción del proceso gnoseológico en el hombre, donde lo más adecuado a la naturaleza es el conocimiento sensible como fuente para el entendimiento humano. Así de lo sensible y particular se llega a lo inteligible (inmaterial) y universal. Además, atendiendo al fin de la revelación, que es la salvación convienen que se usen medios adecuados para que todos entiendan con facilidad.
a.9.c
Es conveniente que la sagrada escritura proponga lo divino y espiritual utilizando imágenes corporeas. Dios provee a todas las cosas como conviene a su naturaleza. Lo natural del entendimiento humano es llegar a lo inteligible por medio de lo sensible, ya que todos nuestros conocimientos empiezan en los sentidos. Así pues, es conveniente que la Escritura Sagrada nos proponga las cosas espirituales envueltas en imágenes corporeas, y esto es lo que dice Dionisio (I cap “Jer. Celeste”): “Sería imposible que el rayo de la luz divina brillase para nosotros, si no fuese amortiguado con variedad de velos sagrados”.
Además como la Sagrada Escritura se hizo para todos, según aquello que el apóstol (Rom 1, 14): “Soy deudor de sabios e ignorantes”, fue conveniente que propusiese lo espiritual en forma de imágenes, para que siquiera de ste modo lo alcanzasen los rudos, incapaces de elevarse por sí mismos al conocimiento de lo inteligible”.
8.2_ Distintos sentidos en la Sagrada Escritura (a.10)
Siguiendo la tradición agustina se habla de cuatro sentidos en los textos escriturísticos: histórico (o literal), etiológico, analógico y alegórico. Esto nos da una multiplicidad de sentidos en el texto que lleva a plantear de cual es el sentido auténtico. Pero Santo Tomás encuentra que no hay oposición entre ellos, sino que todos expresan verdad que encuentra su fundamento en el sentido literal.
a.10, c:
El autor de la Sagrada Escritura es Dios, el cual puede no solo acomodar las apalabras a lo que quiere decir (que esto pueden hacerlo los hombres), sino también las cosas mismas. Por tanto así como en todas las ciencias la palabra significa alguna cosa, lo propio de esta ciencia es que las cosas significadas por las palabras signifiquen algo a su vez. Así, pues, la primera acepción en que se toma la palabra, que es la de significar alguna cosa, pertenece al primer sentido, llamado histórico o literal; y lo que, a su vez, significa la cosa expresada por la palabra llámase sentido espiritual, que se apoya en el literal y lo supone.
Por su parte, el sentido espiritual admite tres subdivisiones. La antigua Ley, según dice el Apóstol (Heb 7, 19), es figura de la nueva, y esta, como dice Dionisio (“eccl. Hierarch”), lo es de la gloria futura; y en la nueva Ley, lo que se cumplió en la Cabeza, es figura de lo que nosotros debemos hacer. Así, pues, en cuanto el contenido de la antigua ley es figura de lo que contiene la nueva, tenemos el sentido alegórico; en cuanto que lo cumplido en Cristo o en lo que a Cristo representa es signo de lo que nosotros debemos hacer, tenemos el sentido moral, y en cuanto significa lo que hay en la gloria, el sentido anagógico”.
a. 10, ad1
Todos los sentidos se apoyan en uno, en el literal”.
Aclaremos que pueden distinguirse un doble sentido literal:
a) Principal:
es aquel que intenta expresar el hagiógrafo”
b) De adaptación:
Es aquel que proviene del Espíritu Santo, que ve y quiere expresar mucho más de lo que el autor humano alcanza a comprender”.
Así, el sentido literal principal (intentado por Dios y el Hagiógrafo) es siempre uno y único; pero, además cabe el otro sentido literal, el de adaptación (intentado sólo por el Espíritu Santo – autor principal), el cual debe ser múltiple.
a. 10, c. infine
Sin embargo, como el sentido literal es el que se propone el autor, y el autor de la Sagrada Escritura es Dios, que todo lo entiende simultáneamente, no hay inconveniente en que, como dice San Agustín (XII, Confesiones), un mismo texto de la Sagrada Escritura tenga varios sentidos”.

BIBLIOGRAFÍA TEOLÓGICA.
1_ Santo Tomás de Aquino, “Summa Theológica”. Tomo I. Editorial BAC. Madrid, 1974. (Introducción de Fr. Santiago Ramírez, OP)
2_ Ramírez, OP.: “De hominis beatitudine”. Tomo I. Prolegomenum primum. Salamanca, 1942.
3_Vilanova, E.: “Historia de la Teología Cristiana”. Tomo I. Edit. Herder. Barcelona, 1987. Parte quinta: “Teología Escolástica”; Cap. 6, III.

BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
4_ Gilson, E.: “La filosofía en la edad Media”. Gredos. Madrid, 1965.
5_ Pieper, J.: “Filosofía Medieval y mundo moderno”. Rialp. Madrid, 1980.