EL TRABAJO METÓDICO CONDUCE AL ÉXITO
Principios de metodología para el estudiante cristiano
Dr. Pascual Ide
Le Sarment – Fayard
Junio, 1989
CAPÍTULO 4
LA ORACIÓN EN EL
TRABAJO
4.1.- ¿Por qué?
"Sin mí, nadas podes hacer" (Juan 15,5).
“Es un soplo en el hombre, es la inspiración de Dios
que lo vuelve inteligente " (Job 32, 8).
“Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Filip. 4,
13).
4.2.- ¿Cómo rezar durante el trabajo?
1. Reza antes de trabajar
1.1. ¿Cómo?
Toma un tiempo de recogimiento y silencio
1.1.1. Confía en:
- El Espíritu Santo: el enseña, él conforta, él da la
inteligencia y la
sabiduría (Juan 15, 26)
-La Virgen María: Nuestra Señora del Estudio existe
expresamente para ti.
- San José: patrono del trabajo, tanto del trabajo manual
como intelectual.
- Tu santo Ángel Custodio
1.1.2. Utiliza las oraciones para el estudio compuestas
por los santos o por ti mismo (por ejemplo: "Espíritu Santo, padre de los
pobres, ilumina nuestra inteligencia y nuestro corazón para conducirnos a la
verdad completa").
1.1.3. Apóyate en las palabras de la Sagrada
Escritura:
- Pídele a Dios en tu oración personal por tus
estudios.
- Reléelos antes de trabajar para darte coraje: en
efecto, el Señor realiza aquello que dice (Cf. Salmo 148, 5; Isaías 55, 10-11;
etc.)
1.1.4. Si están tristes o poco propenso al trabajo, toma
varios minutos para la alabanza (con cantos o salmos) y relee las observaciones
hechas al principio sobre el dolor vinculado al trabajo y su valor redentor.
1.1.5. Piensa en ofrecer el trabajo por tus colegas y
amigos: eres solidario en Cristo.
1.2. Los efectos de esta oración[1]
1.2.1. Alivia, si el temor de los exámenes te invade:
"el Señor asiste en todo" (Santa Teresita del Niño Jesús)
1.2.2. Da la alegría de trabajar para Cristo.
1.2.3. Saca las tentaciones de distracción
En primer lugar, tu trabajo se encuentra sumergido en
la oración y como protegido por ella. Ahora bien, la desconcentración actúa subrepticiamente sacándote
del estudio. Más, salido de allí
encuentran en la oración en camino del retorno. Como
la voluntad del Señor es que trabajes, vuelves a sumergirte en tus estudios.
La oración también lucha contra las causas de
distracciones: los pensamientos vanos (¡vivamente las vacaciones!), pues a la
gracia de
Dios le interesa el momento presente, los pensamientos
negros (¡del hartazgo!), gracias a la alabanza.
1.2.4. Disipa las oscuridades de tu inteligencia:
Jesús que habita en tu corazón es luz (Juan 8, 12).
Los santos, incluso los iletrados son ejemplo sorprendente de inteligencia.
2- Reza durante el trabajo[2]
2.1. ¿Cómo?
2.1.1. Observar con amor el icono, el crucifijo que
está sobre tu mesa de trabajo cuando elevas los ojos: es una presencia del
Señor. Y así como sonreír a la fotografía de un ser querido dilata el corazón y
te vuelve alegre así también esta experiencia.
2.1.2. Adora a tu Redentor presente por la gracia en
ti mismo (Juan 17, 23)
2.1.3. Has oraciones cortas de algunos segundos (es lo
que se llama oraciones jaculatorias):
- de súplica confiada si la dificultad te abruma;
- de acción de gracia (no te olvides) cuando has
aprendido correctamente o comprendido alguna cosa: Dios es siempre la causa, Él
trabaja sin cesar (Juan 5, 17).
- de intercesión por aquellos que como tú se apenan y
por la salvación del mundo: eso impide que te repliegues sobre tus dificultades
e incluso sobre tus alegrías.
2.1.4. Pronuncia los nombres de Jesús y María.
2.1.5. Repite un simple estribillo (ejemplo: Gloria
ti, Señor, nuestro Jefe y nuestro Rey).
2.2. ¿Por qué?
Con el fin de que la cólera no nos gane cuando llega la
dificultad.
Rezar de este modo no nos desvía del trabajo, sino que
nos sumerge constantemente (si huyes del trabajo, en el fondo tú sabes bien que
estás huyendo).
3.- Reza después del tiempo de trabajo
3.1.- ¿Por qué?
En primer lugar, para agradecer al Señor.
Para evitar cualquier pecado de orgullo: Dios es el
trabajador principal y ustedes son los trabajadores cooperadores. Entrega al
Señor los frutos de tu trabajo.
Para no en la sombra de la preocupación y el
escrúpulo. De hecho, la oración disipa todo el espíritu de celos y competencia.
Te enseña a descubrir las verdaderas preocupaciones: ningún trabajo es
perfecto. Siempre podemos mejorar. La oración te hace hacer actos de fe:
hiciste lo que estaba a tu alcance (habiendo tenido en cuenta un buen método, exigente
y sistemático), el Señor hará el resto.
3.2. ¿Cómo?
María es reina de la paz, confía en ella.
C - Ruega también por tus estudios fuera de tu tiempo
de trabajo[3]
1. Durante tu tiempo de oración.
Pide palabras para estimularte, ideas originales. No
tengas miedo de pedir: lee el evangelio nuevamente. La mayoría de quienes se acercaban
a Jesús, ¿no venían ellos para pedir? Pero, como dice San Bernardo, es
necesario pasar poco a poco del amor de Dios para mí, al amor de Dios para
Dios. Por último, no olvides volver a dar gracias.
2. En la Misa, considere ofrecer sus estudios cuando
el sacerdote presente el pan y el vino en el Ofertorio
3. El sacramento de la reconciliación
Es una fuente de alegría y fortaleza porque la pereza,
la negligencia, la crítica a los maestros y la falta de confianza ofenden a
Dios. La confesión regular te cura de tus debilidades en el trabajo. Así que
recuerda pedirle perdón al Señor.
[2] San Vicente Ferrer "Devuelve a Cristo tus lecturas y tus estudios
de los cuales hablarás con él y de los cuales le preguntarás la
inteligencia"
[3] Santo Tomás de Aquino. "Para adquirir el tesoro del conocimiento...
dedícate sin cesar a la oración" Jacques Maritain "Que el amor
procede de la verdad y el conocimiento fructifica en amor"