Meditación al iniciar el mes de María preparatorio a la Solemnidad de la Inmaculada

Se llama Mes de María a ese período de 30 días que precede a la gran solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen que se celebra el 8 de diciembre.
Es un período de preparación en el cual reflexionamos sobre los misterios de nuestra Salvación de la mano de la Virgen. 
Como vemos, las prácticas de esa devoción que la Iglesia recomienda vivamente, nos ayuda a comprender la esencial referencia que es la Madre de Dios para la vida cristiana.
Es decir que la devoción mariana no es algo colateral como podría ser la devoción a cualquier otro santo, sino que es una relación esencial con la Virgen como algo constitutivo de nuestra vida cristiana.
Todos los Santos son modelos e intercesores pero la Virgen lo es de un modo singular, único, eminente. 
En primer lugar, como modelo tenemos que pensar que Ella se nos propone como el tipo, por excelencia, de asimilación de la Palabra de Dios. Recordemos aquello del Evangelio: María “conservaba todas estas cosas”. Es decir, los acontecimientos que constituían el misterio de Cristo y las meditaba en su corazón.
María es, entonces, el modelo de asimilación de la Verdad revelada por Dios, la verdad que se concreta en Cristo mismo.
Pero María es también nuestra intercesora. En este sentido: pasar por Ella para ir a Jesús no es dar un rodeo sino al contrario, es encontrar y tomar un atajo. Un atajo que directa y seguramente nos lleva al Señor.
El mes de María será un camino de meditación y oración que nos permitirá ver cómo incorporamos de un modo habitual nuestra relación a la Virgen como el medio por excelencia para estar en relación con Jesús, para estar en relación con la Santísima Trinidad.
Esto quiere decir que tendríamos que ir logrando hacer todas las cosas por medio de Ella. Quiere decir, junto a Ella y en una intimidad con Ella de tal modo que vayamos captando sus intenciones que son las intenciones de Dios, la voluntad de Dios, y a partir de allí plantear toda nuestra relación con Jesucristo y la proyección de nuestra conducta cristiana.
Podríamos resumir diciendo que nuestro objetivo será marianizar nuestra vida. Parece difícil pero no lo es. Es una cuestión que tiene que ver con el orden de la Providencia de Dios: Jesucristo ha venido al mundo por medio de la Santísima Virgen María y la tradición de la Iglesia nos enseña precisamente esto: ir a Jesús por medio de María. (08/11/17)